La Leyenda del Rebozo y la Mujer de Tenancingo de Degollado

En 1948, un artesano tenancinguense gozaba de gran fama por la excelente calidad de sus rebozos, así como por la belleza de los empuntados, obra de dedicadas mujeres del vecino pueblo de Acatzingo.

Cierta noche de Octubre, una misteriosa y distinguida dama llegó a su taller y le encargó la confección de un rebozo en el que el artesano debía poner todo de su arte y experiencia porque, según le dijo ella, era para un propósito muy especial.

La mujer pagó el trabajo por adelantado y le dijo que regresaría a recogerlo el primer día de Noviembre. El artesano se puso a trabajar con empeño y fue logrando una prenda magnífica, de la que cada vez se sentía más orgulloso y satisfecho. Una vez terminado, el artesano preparó el rebozo para entregarlo a la mujer. Sólo restaba esperar su regreso.

La noche del último día de Octubre cayó una tormenta en Tenancingo, por lo que la casa del rebocero se inundó y el agua penetró hasta su taller. El rebozo que debía entregar al otro día se empapó, quedando sucio e inservible.

Angustiado, el hombre puso la prenda sobre un mueble alto, pensando en lo que habría de decirle a la señora cuando fuera a recogerla.

Pero la señora no se presentó. El hombre olvidó el rebozo, que había quedado fuera de la vista de todos; sólo él sabía en dónde estaba. Al otro día acudió al panteón para la Misa de Difuntos.

Con sorpresa, vio que en una tumba, olvidada y descuidada durante muchos años, resplandecía un ramo de flores, una cruz nueva y, anudado a ella, el mismo rebozo que él había tejido.

Estaba en perfectas condiciones, como si recién lo hubiera terminado. Cuando regresó a su casa, buscó la prenda y en su lugar encontró una nota escrita a mano en la que la mujer le agradecía su trabajo. En la firma estaba el mismo nombre de quien estaba sepultada en la tumba donde vio el rebozo.

Desde entonces, todos los años, sin que se sepa quién los pone, ni cuándo, cada día de Muertos aparece en esa tumba un hermoso ramo de flores y, anudado a la cruz, el rebozo de nuestra historia.

Como si acabará de salir de las manos del artesano.